EEUU, China y el clima: ¿hacia un G2 para cuidar la casa común?

Por Matías Koller Deuschle

El mundo está en un momento crítico en materia ambiental. En el último siglo, la destrucción de la casa común por parte del hombre se ha dado con mayor intensidad que nunca antes en la Historia. Sus consecuencias, muchas de ellas a la vista, implicarán un enorme desafío en las próximas décadas en materia económica y social, particularmente en aquellas regiones subdesarrolladas.

No obstante, pese al panorama desolador, parece haber en los últimos meses una luz de esperanza. ¿Estamos avanzando hacia consensos globales en materia ambiental? Para dar respuesta a esta interrogante, analizaremos el reciente accionar de los principales actores del concierto internacional, y a su vez los principales países en contaminar el planeta: Estados Unidos y China.

“America is back”

Tras 4 años de Donald Trump, el regreso de los demócratas a la Casa Blanca significó el retorno de Estados Unidos a dos tradiciones diplomáticas que parecían pérdidas: el multilateralismo y la protección del ambiente.

A modo de breve repaso, Trump era un reacio en materia ambiental, jactándose de que el cambio climático era “un invento chino”. Además, se retiró del Acuerdo de París, es decir, aquel acuerdo multilateral, firmado en 2015 que se proponía estabilizar el aumento de la temperatura del globo para que llegue, cómo máximo, a 2 grados centígrados para el año 2100.

Frente a ello, la administración Biden tomó entre sus primeras medidas la decisión de volver al Acuerdo de París, a la vez que se propuso adoptar un rol más activo en materia ambiental, tanto en términos domésticos como internacionales. En esta línea, el actual mandatario fue anfitrión de la Cumbre de la Tierra, donde los dirigentes de todo el mundo manifestaron sus posiciones y su preocupación por el cuidado de la casa común. No obstante, quizás el logro más importante que la diplomacia norteamericana ha tenido en estos tres meses de gobierno, ha sido sentar a su principal rival, China, a discutir sobre medio ambiente.

El grupo de los 2 (G2): China y Estados Unidos

Pese a que Washington ve y proclama a Beijing como su rival, llevando adelante una lógica de confrontación en los planos económicos y tecnológicos, ha hecho un paréntesis en la rivalidad al promover la necesidad de negociar y cooperar en asuntos ambientales.

En verdad, que China y Estados Unidos se sienten en la misma mesa y conformen una especie de “G2 ambiental” resulta un imperativo para el mundo que se viene, ya que se trata de los dos países que más emisiones de gases de efecto invernadero emanan a la atmósfera, como se observa en el siguiente gráfico.

Avances en la relación

En primera instancia, para que la relación avance es preciso que haya un consenso interno que pondere la cuestión climático – ambiental hacia el ámbito exterior. En el caso de China, al menos en términos discursivos, el gobierno de Xi Jinping se venía mostrando predispuesto a abordar la cuestión. Por su parte, y como se señalaba previamente, la traba a tal G2 ambiental vino en el último tiempo del lado norteamericano. Por ello, la nueva visión del gobierno significó un cambio rotundo tanto en los planos doméstico y exterior.

En este marco, fue clave la creación del puesto de “Enviado presidencial especial para los asuntos del clima”, designando al John Kerry, quien fue el “Canciller” estadounidense durante la administración Obama.  Así, desde finales de enero, el “Enviado” ha entrado en contacto con su homólogo chino, Xie Zhenzua, a través de una serie de reuniones y encuentros, donde ambos países han manifestado su predisposición por cooperar y avanzar en soluciones climáticas favorables para la Humanidad. 

Xie Zhenhua (izq) con John Kerry (der)

Reflexiones finales

El cambio climático parece inminente y sus consecuencias en los planos económicos y sociales serán devastadoras, particularmente en los países de renta media y baja; cuestión que será abordada en mayor profundidad en próximos artículos.

De todos modos, si las dos principales potencias económicas y contaminantes se sientan a negociar sobre cuestiones ambientales en pos de reducir la polución, los beneficios serán enormes, tanto para ellos, para nosotros y para el mundo en su conjunto. Casa común hay una sola, por eso todos tenemos que protegerla. Pero si también la cuidan los poderosos, aún mejor.

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