Nosotras, a las que negaron poder jugar al futbol
por Male Martínez
Nosotras, que no podemos ir a disfrutar a la cancha porque algún baboso nos manosea.
Nosotras, que jugamos mundiales y ni si quiera se enteran.
Nosotras, que reprimimos el gusto por un deporte por que es de varones.
Todas nosotras, también lloramos al Diego.
Estamos cayendo en logicas politicamente correctas dónde nos damos el lujo de estereotipar un ideal de persona correcta en que ningune de nosotres encaja.
No es que una persona no cometa errores, sino que no los admite. Porque los errores existen y, para bien o para mal, son parte de la calidad de persona.
Ya es hora de que el feminismo se transforme en popular e interseccional para desterrar este punitivismo disfrazado de empoderamiento. Y si, suena crudo y fuerte que lo diga así por las cosas que me atraviesan como mujer, pero estamos cayendo en un pozo donde progre y antipueblo son la misma cosa.
La muerte del Diego movilizó debates, familias, pueblos, suposiciones, pibes, pibas, hinchadas, viejos, viejas, instituciones, paises, mundos y, me atrevo a decir, universos. Porque sus glorificaciones y sus cagadas lo hicieron Dios y humano a la vez.
Los dioses son inmortales, y a este lo endiosamos tanto que nos olvidamos de que también era humano.
El pueblo esta de luto, no solo porque perdio al mejor jugador del mundo, sino porque se murio la representacion del pueblo en el futbol. En ese folklore del deporte mas cabeza dura y machista que tanto criticamos, donde al igual que las iglesias muchas veces sacan a les pibes de la villa.
Esta idea ferbia de que a los hombres y a los varones hay que escracharlos, no consigue mas que establecer la idea de inexistencia de los varones. Esta negación a convivir con ellos por actitudes socialmente estructurales.
Los escraches en 2016 nacieron de la necesidad de salir a hablar y de visibilizar los distintos niveles de violencia y abuso que sufrimos las mujeres, asumiendo la responsabilidad de difundir los testimonios de todas aquellas que necesitaran un sosten, aunque hubiesen distintos niveles de gravedad.
Las situaciones nos sobrepasaban, pero la exclusion y la expulsión de los circulos no son la solución. Sino, desarmar las conductas arraigadas en los varones y transformarlas en algo sano.
Y aclaro que no les estoy quitando la responsabilidad, ni justificando las actitudes del Pelusa, ni de nadie. Estoy queriendo sentar las bases de una discusión necesaria para romper un poco esta mascarita de lo políticamente correcto.
Sus goles son cuna de las contradicciones. Las que crecieron sin referentes mujeres, sin una Maca Sánchez que este peleandola por el pase a primera del Futbol Femenino, crecieron con Maradona y soñaron a traves de él.
Nunca olvidó sus raíces humildes, las guardo en su corazon para consagrarse como embajador de las villas en el mundo.
Como el superheroe de les pibes que se tuvieron que quedar en los barrios de donde él salio, pero de quienes nunca se olvidó.
La desobediencia inalterable de un pobre que se atreve a soñar; de un pobre vestido con pieles; de un pobre vengando la libertad con una pelota, molesta. Molesta a los cipayos que hacen de su vida una paga de impuestos sobreexigidos, mientras se bañan en la explotacion y la exposicion ajena.
Las basuritas en los ojos se multiplican cuando el mejor jugador del mundo se abraza con los movimientos sociales, con las madres y abuelas de plaza de mayo, cuando sale a pechearla en un acto contra Bush, cuando se junta con Fidel, cuando llora con Cristina en el velorio de Néstor.
Aunque tambien molesta le bolude que se da el lujo de anular el dolor y el luto popular. Ahora, la moralidad y la etica, son carne de cañon para quien se atreva a darle felicidad al pueblo y a la negrada.
El mundo que sueñan nuestros feminismos es un mundo de libertad, y en el mundo en que viviamos no teniamos permitida la devoción maradoneana, porque ese deseo y esa pasión también era de ellos.
Si vamos a romper moldes, rompamos con todos!
Nosotras soñamos con la felicidad del pueblo y el Diego la entendió como un derecho, y fue consciente de eso. Tanto que nos regalo la posibilidad de volver a creer y de sentirnos orgulloses y convencides del piso elegido.
Y su mugre, sus cosas lindas y feas, sus trampas entre lo que resolvió y lo que no, lo hacen un nosotres colectivo.
Que el combativismo no nos haga perder de vista las interseccionalidades que nos atraviesan.
Que no nos haga celebrar la muerte de la deidad mas hermosa y popular que nos dió el país.
Que no nos haga salir a dar catedras de feminismo a las pibas pobres de la villa porque andan con un pañuelo provida.
Que no nos haga salir a masacrar a las iglesias que sacan a les pibes de la droga.
Que no nos haga salir a bardear a los deportes que sacan a les pibes de la villa.
Sino, que la lucha nos haga soñar por un mundo mejor para todes. Un mundo donde se cumplan todos nuestros sueños y se multipliquen los Diegos, las Maradonas y les Pelusas que hagan de la idolatría, y de la magia, poder popular.